Nuestros productos
son muy diversas, tanto que el Valle del Guadalhorce ha sido así considerado tradicionalmente como la olla de Málaga. Gracias a la benignidad del clima las producciones poseen una estacionalidad muy amplia, destacando los cultivos de cítricos y de variedades hortícolas. Precisamente por este motivo es por el que en el Valle del Guadalhorce se han desarrollado y se conservan aun a día de hoy gran diversidad de variedades locales autóctonas, como son el tomate josefa, el pimiento miguelín, la ciruela zafranera, la lechuga malagueña, etc.
Son justamente estas variedades locales las que en la actualidad suponen uno de los elementos distintivos para el territorio, y un potencial para su distribución a través de los canales cortos. La agricultura se caracteriza por la existencia de pequeñas explotaciones agrarias minifundistas, que han dado lugar al sistema de pequeñas huertas poco intensificadas. Estas huertas se constituyen como elemento común y genuino entre los ciudadanos del territorio; se trata de huertas tradicionales de carácter familiar, que constituyen un símbolo de identidad para sus habitantes.
La huerta, además de una seña de identidad de los ciudadanos del Valle del Guadalhorce, constituye un agrosistema único que cumple los tres pilares de la sostenibilidad: ambiental, social y económico. Aportando valores como el patrimonio, el paisaje, la educación, la salud y la cultura.
En el Valle del Guadalhorce estamos apostando fuerte por la promoción de la agricultura ecológica, más respetuosa e integrada con el medio ambiente. Además, los productos ecológicos logran mayor competitividad y mejores precios en el mercado, contribuyendo así a un modelo de desarrollo sostenible.